domingo, 24 de noviembre de 2013

FRAGMENTOS TRAICIONADOS XX: EL MITO DE ER, (PLATÓN, LA REPÚBLICA)


Al final de La República, Platón nos presenta un curioso mito, en el que aparece un armenio que volvió de la muerte y contó todo lo que había visto. Entre otras cosas, el mito incluye notas sobre la estructura celeste y también se nos habla de la inmortalidad del alma. Si hemos de dar crédito a las palabras de Er, al morir cada uno de nosotros llega a una gran llanura desde la cual, según haya sido nuestra vida, se nos envía a un periplo por el cielo o bien por la tierra. A la vuelta de este viaje, hemos de escoger cuál será nuestra vida futura.
El texto es el siguiente:
Palabra de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad: almas efímeras, éste es el comienzo, para vuestro género mortal, de otro ciclo anudado a la muerte. No os escogerá un demonio sino que vosotros escogeréis un demonio. Que el que resulte por sorteo el primero elija un modo de vida, al cual quedará necesariamente asociado. En cuanto a la excelencia, no tiene dueño, sino que cada uno tendrá mayor o menor parte de ella según la honre o la desprecie; la responsabilidad es del que elige, Dios está exento de culpa”. Tras decir esto, arrojó los lotes entre todos, y cada uno escogió el que le había caído al lado, con excepción de Er, a quien no le fue permitido. A cada uno se le hizo entonces claro el orden en que debía escoger. Después de esto, el profeta colocó en tierra, delante de ellos, los modelos de vida, en número mayor que el de los presentes, y de gran variedad. Había toda clase de vidas animales y humanas: tiranías de por vida, o bien interrumpidas por la mitad, y que terminaban en pobreza, exilio o mendicidad; había vidas de hombres célebres por la hermosura de su cuerpo o por su fuerza en la lucha, o bien por su cuna y por las virtudes de sus antepasados; también las había de hombres oscuros y, análogamente, de mujeres. Pero no había en estas vidas ningún rasgo del alma, porque ésta se volvía inexorablemente distinta según el modo de vida que elegía; mas todo lo demás estaba mezclado entre sí y con la riqueza o con la pobreza, con la enfermedad o con la salud, o con estados intermedios entre éstas. Según parece, allí estaba todo el riesgo para el  hombre, querido Glaucón. Por este motivo se deben desatender los otros estudios y preocuparse al máximo sólo de éste, para investigar y conocer si se puede descubrir y aprender quién lo hará capaz y entendido para distinguir el modo de vida valioso del perverso, y elegir siempre y en todas partes lo mejor en tanto sea posible, teniendo en cuenta las cosas que hemos dicho, en relación con la excelencia de su vida, sea que se las tome en conjunto o separadamente. Ha de saber cómo la hermosura, mezclada con la pobreza o la riqueza o con algún estado del alma, produce el mal o el bien, y qué efectos tendrá el nacimiento noble y plebeyo, la permanencia en lo privado o el ejercicio de cargos públicos, la fuerza y la debilidad, la facilidad y la dificultad de aprender y todas las demás cosas que, combinándose entre sí, existen por naturaleza en el alma o que ésta adquiere; de modo que, a partir de todas ellas, sea capaz de escoger razonando el modo de vida mejor o el peor, mirando a la naturaleza del alma, denominando ‘el peor’ al que la vuelva más injusta, y ‘mejor’ al que la vuelva más justa, renunciando a todo lo demás, ya que hemos visto que es la elección que más importa, tanto en vida como tras haber muerto. Y hay que tener esta opinión de modo firme, como el adamanto, al marchar  al Hades, para ser allí imperturbable ante las riquezas y males semejantes, y para no caer en tiranías y en otras acciones de esa índole con que se producen muchos males e incurables y uno mismo sufre más aún; sino que hay que saber siempre elegir el modo de vida intermedio entre éstos y evitar los excesos en uno u otro sentido, en lo posible, tanto en esta vida como en cualquier otra que venga después; pues es de este modo como el hombre llega a ser más feliz.
Y entonces el mensajero del más allá narró que el profeta habló de este modo: “Incluso para el que llegue último, si elige con inteligencia y vive seriamente, hay una vida con la cual ha de estar contento, porque no es mala. De modo que no se descuide quien elija primero ni se descorazone quien resulte último”. Y contó que, después de estas palabras, aquel a quien había tocado ser el primero fue derecho a escoger la más grande tiranía, y por insensatez y codicia no examinó suficientemente la elección, por lo cual no advirtió que incluía el destino de devorarse a sus hijos y otras desgracias; pero cuando la observó con más tiempo, se golpeó el pecho, lamentándose de su elección, por haber dejado de lado las advertencias del profeta; pues no se culpó a sí mismo de las desgracias, sino al azar, a su demonio y a cualquier otra cosa menos a él mismo. Era uno de los que habían llegado desde el cielo y que en su vida anterior había vivido en un régimen político bien organizado, habiendo tomado parte en la excelencia, pero por hábito y sin filosofía. Y podría decirse que entre los sorprendidos en tales circunstancias no eran los menos los que habían venido del cielo, por cuanto no se habían ejercitado en los sufrimientos. Pero la mayoría de los que procedían de bajo tierra, por haber sufrido ellos mismos y haber visto sufrir a otros, no actuaban irreflexivamente al elegir. Por este motivo, además de por el azar del sorteo, era por lo que se producía para la mayoría de las almas el trueque de males y bienes. Porque si cada uno, cada vez que llegara a la vida de aquí, filosofara sanamente y no le tocara en suerte ser de los últimos, de acuerdo con lo que se relataba acerca del más allá probablemente no sería sólo feliz aquí sino que también haría el trayecto de acá para allá y el regreso de allá para acá no por un sendero áspero y subterráneo, sino por otro liso y celestial. Dijo Er, pues, que era un espectáculo digno de verse, el de cada alma escogiendo modos de vida, ya que inspiraba piedad, risa y asombro, porque en la mayoría de los casos se elegía de acuerdo con los hábitos de la vida anterior. Contó que había visto al alma que había sido de Orfeo eligiendo la vida de un cisne, por ser tal su odio al sexo femenino, a raíz de haber muerto a manos suyas, que no consentía en nacer procreada en una mujer; y que había visto también el alma de Támiras escogiendo la vida de un ruiseñor, y, a su vez, a un cisne que, en su elección, trocaba su modo de vida por uno humano, y del mismo modo con otros animales cantores. Al alma que le tocó en suerte ser la vigésima la vio eligiendo la vida de un león: era la de Ayante Telamonio, que, recordando el juicio de las armas, no quería renacer como hombre. A ésta seguía la de Agamenón, también en conflicto con la raza humana debido a sus padecimientos, que se intercambiaba con una vida de águila. Al alma de Atalanta le tocó en suerte uno de los puestos intermedios, y, luego de ver los grandes honores rendidos a un atleta, ya no pudo seguir de largo sino que los cogió. Después de ésta vio la de Epeo, hijo de Panopeo, que pasaba a la naturaleza de una mujer artesana; y lejos, en los últimos puestos, divisó el alma del hazmerreír Tersites, que se revestía con un cuerpo de mono; y la de Ulises, a quien por azar le tocaba ser la última de todas, que avanzaba para hacer su elección y, con la ambición abatida por el recuerdo de las fatigas pasadas, buscaba el modo de vida de un particular ajeno a los cargos públicos, dando vueltas mucho tiempo; no sin dificultad halló una que quedaba en algún lugar, menospreciada por los demás, y, tras verla, dijo que habría obrado del mismo modo si le hubiera tocado en suerte ser la primera, y la eligió gozosa. Análogamente, los animales pasaban a hombres o a otros animales, transformándose los injustos en salvajes y los justos en mansos; y se efectuaba todo tipo de mezclas. Una vez que todas las almas escogieron su modo de vida, se acercaban a Láquesis en el orden que les había tocado. Láquesis hizo que a cada una la acompañara el demonio que había escogido, como guardián de su vida y ejecutor de su elección. Cada demonio condujo a su alma hasta Cloto, poniéndola bajo sus manos y bajo la rotación del huso que Cloto hacía girar, ratificando así el destino que, de acuerdo con el sorteo, el alma había escogido. (618a y ss)
P

ACTIVIDADES.
  1. Explica en líneas generales el Mito de Er. 
  2. Localiza en el primer párrafo una frase que explique el sentido de este mito.
  3. Explica las palabras del mensajero: “Incluso para el que llegue último, si elige con inteligencia y vive seriamente, hay una vida con la cual ha de estar contento, porque no es mala. De modo que no se descuide quien elija primero ni se descorazone quien resulte último”.
  4. ¿Por qué le primero elige la tiranía?, ¿cuál es la consecuencia de su elección?
  5. Según el texto, ¿quién no elige irreflexivamente?, ¿qué valor juega el sufrimiento en su posición?
  6. ¿Qué elige Orfeo?, ¿te parece razonable su posición?
  7. ¿Qué te parece la elección de Tersites?
  8. ¿Qué te parece la elección de Ulises? Extrae las consecuencias que puedes hacer de dicha elección (¿qué nos quiere decir Platón con esto?).
  9. ¿Qué vida hubieras elegido tú y por qué?

miércoles, 20 de noviembre de 2013

FRAGMENTOS TRAICIONADOS XIX: LO QUE MUEVE EL MUNDO


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LO QUE MUEVE EL MUNDO, por KIRMEN URIBE.

-He sabido lo de tu padre.
-Podía haber sido peor. Al menos está vivo.
-La vida, a veces, tiene estas cosas...
El padre de Robert había sufrido un accidente en la fábrica de tejidos, y uno de sus pulmones había quedado muy afectado. Dejó el trabajo del taller, y ahora se las arreglaba para sacar algo de dinero vendiendo patatas fritas por la calle con la ayuda de un carrito; pero estaba claro que aquello no era suficiente para hacer frente a las necesidades de la familia.
El director Feytmans se levanta de sus silla y se acerca a la ventana. Sigue hablando mientras observa la calle.
-La cuestión es que alguien tendrá que llevar a vuestra casa el pan de cada día.
-Así es- le dice Robert en voz baja, sin moverse de la silla.
-el director del Banco Nacional de Bélgica ha solicitado jóvenes y diligentes. Tú serías muy apropiado para este trabajo.
Cuando salió del despacho, Robert lloró de rabia. Por una parte, iba a tener trabajo
con el que ayudar a su familia. Por otra, desgraciadamente, no podía seguir estudiando, terminar
una carrera universitaria. No iba a poder cumplir aquel sueño que lo acompañaba desde la infancia.
Pero era consciente de que no podía rechazar la propuesta del director.
Tenía que aceptar aquella oferta, sus ambiciones no tenía tanta importancia. Su familia lo necesitaba, y él tenía que atender aquella necesidad. Recordó las largas conversaciones mantenidas con Herman durante los últimos años, surgidas al hilo de sus paseos por los canales.
-Robert, en tu opinión, ¿qué es lo que mueve el mundo? -le preguntó Herman en cierta ocasión-. Según Nietzsche, esa oscura fuerza es el poder; para Marx, se trata de la economía; y, según Freud, es el amor. ¿Quién tiene razón, según tú? ¿Qué es lo que nos hace vivir?
-¿Y a ti qué te parece?- le soltó Robert, a fin de ganar tiempo.
-Estoy de acuerdo con Nietzsche -decidió Herman, con seguridad-. Es el poder lo que mueve el mundo.
-Yo tengo mis dudas -se atrevió a objetar Robert-. Al principio he pensado que esa fuerza
secreta era la economía... Además, ya sabes cuanto admiro a Marx.
-Sí, claro.
-Pero no, Herman. ¡Lo que nos hace vivir es el amor! Esa fuerza profunda es el amor. O eso
quiero creer, al menos. En eso estoy de acuerdo con Freud.
Cuando sale del despacho del director, sin embargo, Robert no sabe qué pensar.

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(Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo,
SEIX BARRAL, Págs. 35, 36).

ACTIVIDADES.

  1. ¿Por qué Robert coincide con el director?, ¿qué circunstancias le llevan a tal coincidencia?
  2. ¿Por qué Robert llora de rabia al salir de su despacho?, ¿comprendes su sufrimiento?
  3. Explica qué mueve el mundo según Marx.
  4. Explica qué mueve el mundo según Nietzsche.
  5. Explica qué mueve el mundo según Freud.
  6. Para ti, ¿quién lleva razón?
  7. Haz una redacción en el que incorpores a los tres autores para responder a lo que plantea el texto: LO QUE MUEVE EL MUNDO.